A mediados del pasado mes de enero, la Agencia para la Seguridad Alimentaria de Singapur dio su aprobación para que la carne cultivada en laboratorio pudiera ser vendida al público en dicho país asiático. Eat Just será la startup responsable de comercializar nuggets de pollo fabricados artificialmente, aunque donde se podrán degustar los primeros platos de pollo sintético será en el restaurante 1880 del Hotel Intercontinental. Según el menú facilitado por Eat Just para esta primera prueba piloto, se sirvió a los comensales cuatro platos compuestos por los mencionados nuggets de pollo frito, un gofre con sirope de arce, especias y salsa picante, pollo crujiente con sésamo en un panecillo con cebolleta y pepino en escabeche y hojaldre con puré de frijoles negros, ajo y lima.

Los encargados de ejercer de conejillos de indias fueron cuatro estudiantes de entre 13 y 18 años, quienes se prestaron voluntarios por su firme deseo de cambiar el sistema de producción de alimentos en el mundo. Para poner a la sociedad en contexto de la viabilidad actual de la fabricación de carne sintética, producir un nugget de pollo le costó a Eat Just, así lo reconoció en una entrevista concedida para la BBC, la friolera de 50 dólares. Aun así, los principales artífices del producto manifestaron asimismo su satisfacción por recibir la autorización para la distribuirlo para que “consumir carne no requiera la muerte de animales”.

Riesgos y dudas de la carne de laboratorio

Pero, ¿qué hay detrás de todo esto?, ¿es realmente carne el pollo sintético?, ¿entraña algún tipo de riesgo para la salud?, ¿resulta rentable esta producción de laboratorio?, ¿está la gente receptiva a consumir pollo artificial? Todas estas preguntas van a ser aclaradas en estas líneas por Avecox, donde en nuestro último artículo te mostramos cómo el coronavirus cambió los hábito de consumo de pavo en el Día de Acción de Gracias en Estados Unidos. Para empezar nuestra exposición del tema, queremos aclarar que la carne sintética no es carne. Así lo lleva denunciando durante mucho tiempo el sector cárnico, quienes alegan que no se puede presentar a un usuario este producto como una alternativa a la carne real.

De acuerdo con la plataforma Carne y Salud, esta carne sintética todavía es un proceso en fase inicial que siembra una infinidad de dudas con sus supuestos beneficios como, por ejemplo, un bajo impacto medioambiental. El producto en cuestión, se crea en laboratorios a partir de células madre extraídas de músculos de animales como vacas, pollos o cerdos, acompañados de otros elementos como es el caso de suero fetal bovino, mioglobina, vitaminas, aminoácidos, grasa y tejido conectivo. La primera piedra de este camino se puso en Londres en 2012 con la presentación de la primera hamburguesa hecha en un laboratorio. Para su creación se tardaron dos años y una inversión mediante de 250.000 euros.

Coste de producción desorbitado

“Estamos hablando de un producto de laboratorios con un precio desorbitado y que, frente a la imagen que se quiere transmitir, no está exento de elementos de origen animal ni de impacto medioambiental, al tiempo que se plantea dudas sobre su seguridad y efectos para la salud”, recalcan desde la plataforma Carne y Salud. Ese supuesto impacto medioambiental bajo que alegan los defensores de estos nuevos productos ha sido puesto en tela de juicio por la oficina de Responsabilidad Gubernamental de Estados Unidos, que recuerda que “hasta que se establezcan los métodos de producción comercial y los productos finales, estas afirmaciones positivas sobre los impactos en el medioambiente, el bienestar de los animales o la salud humana seguirán sin fundamento”.

Por si esto no fuese suficiente, hay más estudios que aseguran que la carne de in vitro tiene un impacto medioambiental igual o incluso mayor que la producción ganadera. Así lo asegura, por ejemplo, un informe de la Universidad de Oxford, que apunta que la carne sintética emite más gases de efecto invernadero que la carne real debido a que las emisiones de metano de la industria ganadera no se acumulan en la atmósfera, mientras que las emisiones que genera la carne de laboratorio son CO2 en su totalidad por la generación de energía.

Posible peligro para la salud humana

Por otro lado y no menos importante, está la incertidumbre de la seguridad de estos productos a medio y largo plazo para la salud de los seres humanos. La ingesta de carne sintética, basada en la multiplicación celular acelerada, podría interactuar negativamente con nuestra células y dar lugar a la aparición de tumores. Así lo sugiere Manuel Collado, científico especializado en células madre en cáncer y envejecimiento del Hospital Clínico de Santiago de Compostela: “hay que tener en cuenta que se trata de ingerir tejido vacuno que parte de células vivas pluripotenciales con capacidad tumoral y mantenidas con factores de crecimiento y agentes con capacidades no testadas para su consumo”.

La carne real es insustituible

Como remate para aumentar todavía más las dudas hacia este controvertido producto está la reticencia de los consumidores a ingerir un alimento que, según varias encuestas realizadas al respecto, no han dudado en clasificar esta carne sintética como algo poco natural y que choca con factores culturales. La carne real, la que se ha consumido toda la vida, se antoja insustituible por sus numerosos nutrientes y beneficios para la salud humana. Desde proteínas de un altísimo valor biológico hasta una inagotable fuente de minerales como hierro, potasio, fósforo o zinc pasando por el amplio perfil de vitaminas de grupo B que aporta a nuestro organismo. Esto ha sido todo por hoy en el blog de Avecox, con el que esperemos que hayas tomado buena nota de las dudas y riesgos que existen en torno a la carne sintética.